Green Apples Fall surgio el verano del 2009 de la imaginación de dos grandísimos amigos con un montón de tiempo libre y millones proyectos a realizar.
Él, Astor Guerra, amante de la oscuridad, aficionado a los números y ecuaciones en sus ratos libres y poseedor de una deslumbrante fortuna. Ella, Blanca García, muchachita de apariencia frágil y lengua viperina, ducha en literatura y casi todas esas mierdas de poca utilidad objetiva. Más tarde se unirá a ambos el tercero en discordia, Santiago Fernández, melómano por excelencia e ingeniero por deferencia.
Aunque aparentemente opuestos musicalmente, aprovechan esta complementariedad para cubrir el amplio espectro de la música independiente, abrazando desde el drone más delicioso al twee másperturbador. Herederos bastardos de Mk Ultra, unidos casi forzosamentetras el exilio de Nicolás (compañero en la citada productora) a la Europa profunda. A los tres une el amor al bizcocho, bailar moviendo el trasero independientemente del ritmo y el folk de melodías ensoñadoras. Poco más se puede decir de ellos, hacen cosas, montan conciertos, son buena peña.